viernes, 10 de mayo de 2013

Latín.


ANNUS ET MENSES.

Calendario romano.
División de los años.


Según la tradición romana el sistema del calendario se debió a Rómulo y constaba de 10 meses, cuatro de 31 días y seis de 30, en total 304 días. Aunque quizás la mayor diferencia con la actualidad era que el año comenzaba el 1 de marzo.


Martivs: en honor a Marte, padre de los fundadores de Roma, Rómulo y Remo,
Aprilis: posiblemente consagrado a Venus, Apru en etrusco.
Maivs: algunos afirman que estaba dedicado a la diosa Maya, mientras otros se lo adjudican a venerar a los antepasados, los Maiores.
Ivnivs: consagrado a Juno.
Qvintilis: llamado así por ser el quinto mes. A la muerte de Julio César pasó a llamarse Ivlivs en su honor, por ser el mes de su nacimiento.
Sextilis: mes sexto. Se dedicó posteriormente a Octavio Augusto y recibió el nombre de Avgvstvs.
September: mes séptimo
October: mes octavo
November: mes noveno
December: mes décimo

Este calendario, demasiado corto se usó hasta las reformas realizadas por el rey Numa Pompilio que añadió a la decena ya existente, dos meses nuevos:

Ianvarivs: en honor a Jano.
Febrvarivs: dedicado a Februo (más conocido por el nombre de Plutón), dios de las ceremonias de purificación que se llevaban a cabo en este mes.


Además redujo el número de días de los meses para sumar un total de 355 días, con lo que adaptaba el calendario al ciclo lunar.

Como el año seguía siendo corto se optó, después de varias reformas más, por añadir cada cuatro años dos meses, uno de 22 y otro de 23 días, denominados Mercedonios o Intercalares.

Con el emperador Julio César se volvió a organizar el calendario (46 a.C.), y se fijó su duración en 365 días, 5 horas y 52 minutos.

Los romanos contaban los años, en los documentos oficiales, según la serie de cónsules y emperadores (era de los Cónsules, 509 a.C.).


La era Romana se contaba desde la creación de Roma (Ab urbe condita). Fue Terencio Varrón quien estableció, definitivamente, que la fundación de Roma había sido en el año 753 a.C. No obstante hubo intentos anteriores como el de Fabio Pictor, que la estableció en el 747 a.C.; Polibio, 750 a.C.; Marco Porcio Catón, 751 a.C.; y Verrio Flaco, 752 a.C.; datos que se deben tener en cuenta a la hora de datar hechos. Tito Livio se adhiere a la fecha de Catón, aunque en ocasiones usa la de Fabio Pictor. Cicerón usa el cómputo de Varrón, que al final es el usado por Plinio, y el empleado por los historiadores modernos. Esta era comenzaba el 21 de abril, aunque normalmente se reduce al 1 de enero.









Enlace para ver vídeo en youtube:


http://www.youtube.com/watch?v=xELjTRRqrS8



División de los meses.

Conforme a su origen lunar, el mes tenía tres fechas fundamentales relacionadas con las fases de la luna y que servían de punto de partida para los otros días:

Las calendas, las nonas y los idus. Los días se denominaban dependiendo de los días que faltasen hasta la próxima fecha señalada.

Las calendas eran el primer día del mes, las nonas eran el día 5 (excepto en marzo, mayo, julio y octubre que eran el día 7), y los idus eran el día 13 (excepto en marzo, mayo, julio y octubre que eran el día 15).

Teóricamente las calendas corresponden al novilunio, las nonas al cuarto creciente y los idus al plenilunio. El día anterior también se llamaba “pridie” (vísperas), el anterior a las vísperas antevísperas, y al día posterior se le llamaba postridie. Los días comprendidos entre esas fechas se citan en base a ellas. De esta manera el 20 de octubre era el decimotercer día antes de las calendas de noviembre.



Nundinum.

Además de la división en años y meses siempre ha sido necesario contabilizar el tiempo en algún ciclo más corto. En Roma, ya desde muy pronto se institucionalizaron las NUNDINA, bloques de ocho días a cada uno de los cuales se les asignaba una letra A, B, C, D, E, F, G, y H, tras el cual volvía a iniciarse el ciclo con A, el día de mercado dentro de la muralla de la Ciudad. El origen de este ciclo es etrusco.



La septimana.

Es un ciclo de siete jornadas consecutivas, comparte con el Nundinum su uso como medida de tiempo en el ámbito mercantil i civil. Los romanos no lo usaron como una unidad de tiempo civil hasta el siglo III d.C., quizá por influencia del cristianismo.

Los días de la Setimana eran: dies solis, dies lunae, dies martis, dies mercuri, dies iovis, dies veneris y dies saturni.



Los días.

Dies Fasti: Se configuran estas fechas para los asuntos de índole privado, de forma que no interfirieran en los días que eran utilizados para actividades públicas, de esta forma todo aquel que tuviese asuntos personales o negocios por atender no tendría que acudir a las asambleas. Los pretores que encargaban de los litigios podían ejercer.


Dies Nefasti: Estos días la actividad pública estaba prohibida debido a que los pretores al revés de los días fasti no podían pronunciar palabras como “doy”, “digo” o “adjudico” por lo que no podían ejercer su actividad. Como no era un día festivo las actividades privadas y comerciales podían seguir su ritmo habitual.


Dias comitiales: Dia fasti pero con la particularidad de que en estas jornadas era posible convocar asambleas, por lo que los ciudadanos llamados a asamblea debían estar disponibles si eran reclamados. En el año 58 a.c. se unieron los días fasti con los días comitiales para poder permitir disponer de más días para celebrar asambleas.


Dias Intercisi: Son días mixtos, tal como indica Varrón son días fastos en su mitad y nefastos a primera hora de la mañana y a última hora de la tarde. En total eran 8 días a lo largo del año. En general eran usados como días de vigilia, de sacrificios preparatorios para la fiesta del día siguiente.


Dias fissi: Como los días Intercisi son días mixtos, que comienzan siendo nefastus y finalizan siendo fastus. Solamente existian tres días fissi durante el año.




Días especiales.

Quando Rex Comitiavit Fas: Día que significa “fasto cuando el Rey huía del Comicio”. Era celebrado el 24 de marzo y el 24 de mayo. Según se cree estos días correspondían originalmente en tiempos de la Monarquia, con la convocatoria de los “comitia tributa”.

Nefastus publicus o principia: Eran días asociados a las grandes fiestas públicas, los festivales de carácter y fecha fija a lo largo del año. Son días religiosos que empiezan siendo nefastus para passar a ser fastus una vez finalizadas las ceremonias religiosas.

Fastus principio ó publico dies: Al revés que los días anteriormente descritos estos empezaban siendo fastus y acababan siendo nefastus. Se consideraban fiestas menores y eran muy poco numerosos.

Dies Postriduani: Eran jornadas no propicias en relación a otras, eran los días posteriores a cada jornada señalada (calendas, nonas, idus). Son días sin sacrificios por lo que el pueblo los consideraba desaventurados.


Días alienses: Eran días de luto, donde se conmemoraba algún evento histórico desafortunado para la ciudad. Eran días que se evitaba cualquier actividad no esencial porque eran considerados popularmente como gafes, aunque la actividad del estado y la economía no se paralizaban estos días. La derrota de los romanos frente a los galos en el río Allia el 18 de julio del 390 a.C. es considerada el origen de esta celebración.

Existían más días especiales no reflejados como fastos como los días vitiosus, días atri, o los días religiosi.




Las fiestas religiosas.

El calendario religioso romano reflejaba la hospitalidad de Roma ante los cultos de los dioses de los territorios conquistados. Originalmente eran pocas las festividades religiosas romanas. A lo largo de los años se introdujeron nuevas fiestas que señalaron la asimilación de los nuevos dioses. Llegaron a incorporarse tantas fiestas que los días festivos eran más numerosos que los laborales. Las fiestas religiosas más importantes eran las fiestas lupercales, saturnales, equiria y de los juegos seculares. Algunas festividades cristianas que se celebran actualmente se basan en las festividades que ya se celebraban en tiempos romanos, sólo que cristianizadas para hacerlas compatibles con la nueva religión.




División del día.

El día entre los romanos constaba de 24 horas y comenzaba a medianoche. La hora era la doceava parte del tiempo transcurrido entre la salida y la puesta del sol. Por eso en Diciembre la hora llegaba a no tener más que 45 minutos, y, en cambio, en junio era de 75 minutos.

Naturalmente, no tenían una noción exacta del tiempo. Las referencias a éste son expresiones imprecisas. mane, por la mañana; ante meridiem, antes del medio día; post meridiem, después del medio día. La sexta hora del día terminaba a las doce del día, y la sexta de la noche, a media noche. La noche estaba dividida en cuatro vigilias de tres horas cada una.



Los días de la semana.

Similar a la distribución de los meses era considerado el paso del Sol frente a las constelaciones del ZODÍACO, muy estudiado en la antigüedad.

También se utilizaban ya la ESTACIONES del año. Sus nombres latinos eran: "Ver" (prima-ver-a), "Aestas" (de donde "estío"), "Autumnus" (otoño), "Hiems" (invierno viene de la palabra latina "hibernum").

La SEMANA ("septimana") de siete días es de procedencia oriental. Los romanos no la usaron hasta época del Imperio. En época anterior pudieron tener una consideración similar a la semana las "nundinae", mercado que se celebraba cada nueve (ocho) días.


LUNAE DIES: Día de la Luna

MARTIS DIES: Día de Marte

MERCURII DIES: Día de Mercurio

IOVIS DIES: Día de Jove (Júpiter)

VENERIS DIES: Día de Venus

SATURNI DIES: Día de Saturno

SOLIS DIES: Día del Sol

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Nuestros "SÁBADO" y "DOMINGO" derivan sus nombres de:


-SABBATUM: del hebreo "sabbath" (descanso)


-DOMINICUS (o DOMINICA) DIES: Día del Señor (de origen cristiano)






El zodiaco en Roma.



El zodiaco, en particular, y la astrología, en general, llegan a Roma de la
mano de la asimilación de la cultura helenística. En los niveles populares el
sincretismo religioso -dioses romanos, dioses egipcios, sectas orientales- y
la poca creencia en los sistemas de adivinación tradicionales de Roma hicie-
ron que el pueblo confiara más en la turba de astrólogos que invade Roma
que en las tradiciones nacionales. No obstante, a los romanos siempre les preocupó
la desordenada irrupción de la cultura helenística en Roma, por lo que la
astrología también encontró detractores que no admitían el fatalismo implí-
cito de estas doctrinas ", entre ellos se encontraban Catón, Lucrecio o Cicerón,
que manifiesta en De diuinatione.
Argumentan de este modo los que defienden estas predicciones de los
caldeos a partir del día de nacimiento: dicen que en el círculo de signos,que en griego se llama zodiaco, hay una fuerza tal que cada una sola parte
de este círculo ella sola puede mover a las demás en un sentido y puede cambiar
el cielo ... En efecto, como con el avance y retroceso de las estrellas se pro-
ducen grandes cambios y variaciones de estaciones y temperaturas, ... ellos
piensan que de la misma manera los niños al nacer son influidos y configu-
rados por las estrellas y a partir de esto se moldean su ingenio, sus costum-
bres, su espíritu, su cuerpo, su actividad vital, su suerte y su destino.
Estas opiniones contrarias a la astrología, el carácter supersticioso del romano
y la exagerada afición de los romanos por los horóscopos dan lugar a una de
las más significativas aportaciones de Roma a la historia del zodiaco y a la
astrología: la prohibición de la actividad de los astrólogos 13. El primer senatus
consultum que prohibe esta actividad es promovido por Cornelio Escipión Hispano
y decretado en el 139 a.c. Aun así, la actividad de los astrólogos continuó a
juzgar por las renovadas prohibiciones y las sucesivas expulsiones decreta-
das, como la que recoge Tácito en Annales, referido al 19 d.C.
A pesar de esto, en las capas aristocráticas la creciente influencia de las
doctrinas estoicas, que como dijimos constituyeron el fundamento teórico de
la astrología, impulsa esta ciencia entre los padres de la patria que reciben
visitas tan importantes como la de Diógenes de Babilonia, como embajador
en el 156 a. C. Por todo ello, no debe resultar extraño que Cicerón incluya
la observación de las estrellas como un sistema adivinatorio aceptado con matices
por los estoicos '% incluso manifieste su utilidad en circunstancias precisas,
según se desprende de De diuinatione.Más tarde Tácito en Annales, , insistirá en la opinión que sobre
los horóscopos mantienen los epicúreos, que no aceptan la predestinación, y
los estoicos, que admiten cierta vinculación de las estrellas con las aptitudes
naturales de un individuo, aunque sin coartar su libertad para elegir su pro-
pio destino.





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