lunes, 20 de mayo de 2013

Música.

Wolfgang Amadeus Mozart.

(Salzburgo, actual Austria, 1756 - Viena, 1791) Compositor austriaco. Franz Joseph Haydn manifestó en una ocasión al padre de Mozart, Leopold, que su hijo era «el más grande compositor que conozco, en persona o de nombre». El otro gran representante de la trinidad clásica vienesa, Beethoven, también confesaba su veneración por la figura del músico salzburgués, mientras que el escritor y músico E. T. A. Hoffmann consideraba a Mozart, junto a Beethoven, el gran precedente del romanticismo, uno de los pocos que había sabido expresar en sus obras aquello que las palabras son incapaces de insinuar siquiera.


Son elogios elocuentes acerca del reconocimiento de que gozó Mozart ya en su época, y que su misteriosa muerte, envuelta en un halo de leyenda romántica, no ha hecho sino incrementar. Genio absoluto e irrepetible, autor de una música que aún hoy conserva intacta toda su frescura y su capacidad para sorprender y emocionar, Mozart ocupa uno de los lugares más altos del panteón de la música.


Hijo del violinista y compositor Leopold Mozart, Wolfgang Amadeus fue un niño prodigio que a los cuatro años ya era capaz de interpretar al clave melodías sencillas y de componer pequeñas piezas. Junto a su hermana Nannerl, cinco años mayor que él y también intérprete de talento, su padre lo llevó de corte en corte y de ciudad en ciudad para que sorprendiera a los auditorios con sus extraordinarias dotes. Munich, Viena, Frankfurt, París y Londres fueron algunas de las capitales en las que dejó constancia de su talento antes de cumplir los diez años.

No por ello descuidó Leopold la formación de su hijo: ésta proseguía con los mejores maestros de la época, como Johann Christian Bach, el menor de los hijos del gran Johann Sebastian, en Londres, o el padre Martini en Bolonia. Es la época de las primeras sinfonías y óperas de Mozart, escritas en el estilo galante de moda, poco personales, pero que nada tienen que envidiar a las de otros maestros consagrados.

Todos sus viajes acababan siempre en Salzburgo, donde los Mozart servían como maestros de capilla y conciertos de la corte arzobispal. Espoleado por su creciente éxito, sobre todo a partir de la acogida dispensada a su ópera Idomeneo, Mozart decidió abandonar en 1781 esa situación de servidumbre para intentar subsistir por sus propios medios, como compositor independiente, sin más armas que su inmenso talento y su música. Fracasó, en el empeño, pero su ejemplo señaló el camino a seguir a músicos posteriores, a la par también de los cambios sociales introducidos por la Revolución Francesa; Beethoven o Schubert, por citar sólo dos ejemplos, ya no entrarían nunca al servicio de un mecenas o un patrón.

Tras afincarse en Viena, la carrera de Mozart entró en su período de madurez. Las distintas corrientes de su tiempo quedan sintetizadas en un todo homogéneo, que si por algo se caracteriza es por su aparente tono ligero y simple, apariencia que oculta un profundo conocimiento del alma humana. Las obras maestras se sucedieron: en el terreno escénico surgieron los singspieler El rapto del serrallo y La flauta mágica, partitura con la que sentó los cimientos de la futura ópera alemana, y las tres óperas bufas con libreto de Lorenzo Da Ponte Las bodas de Fígaro, Don Giovanni y Così fan tutte, en las que superó las convenciones del género.

No hay que olvidar la producción sinfónica de Mozart, en especial sus tres últimas sinfonías, en las que anticipó algunas de las características del estilo de Beethoven, ni sus siete últimos conciertos para piano y orquesta. O sus cuartetos de cuerda, sus sonatas para piano o el inconcluso Réquiem. Todas sus obras de madurez son expresión de un mismo milagro. Su temprana muerte constituyó, sin duda, una de las pérdidas más dolorosas de la historia de la música.



Composiciones de Mozart.

La flauta mágica.

Todo el mundo ha oído hablar de esta ópera, o al menos ha escuchado el aria de la "Reina de la Noche". Pero aunque no seáis demasiado aficionados a la música clásica, sin duda sería bueno que la escucharais entera y que supierais el argumento que tiene. Seguro que descubriréis muchas más partes de la obra que os entusiasmarán por su belleza. Y recordad que esta es una de las obras más populares de Mozart, así que aunque se trate de una ópera no temáis.


Don Giovanni.

El mito de Don Juan ha dado mucho juego en la literatura, teatro... pero una de las obras más geniales jamás escritas es precisamente la ópera de Mozart. Es considerada por muchos como la mejor ópera de la historia, y no les faltan razones. Juzgad vosotros mismos: momentos de comedia al estilo de Mozart, enredos, dramatismo... (Esta ópera pertenece al género del Drama Giocosso) Obra fundamental en su catálogo, no podéis quedaros sin escucharla.


Réquiem en re menor.

Bajo un encargo muy bien pagado, Mozart comenzó a componer el Réquiem en Re Menor. Cuando compuso las dos primeras partes de esta obra, dejó el trabajo para estrenar "La flauta mágica" en el teatro. Al volver, siguió trabajando pero necesitó la ayuda de un alumno suyo, Franz Xaver Süssmayr, ya que casi ni podía escribir de lo enfermo que estaba. La historia del réquiem ha sido víctima de muchas leyendas falsas, pero lo cierto es que Mozart murió obsesionado por ella y sin terminarla. Las Misas de réquiem están cantadas en latín y tienen varias partes. En el de Mozart cada una de ellas impresiona de una forma u otra. No os dejará indiferentes.



Sus sinfonías.

Podéis elegir entre 41 de ellas, todas sin desperdicio, pero os voy a dejar las dos últimas sinfonías:

- Sinfonía nº 41: Es la llamada Júpiter, os gustará puesto que su estilo mozartiano es inconfundible. Es la última sinfonía que Mozart escribió, y una anécdota: el último movimiento de esta obra tiene las mismas notas que el primer movimiento de su 1ª sinfonía.



- Sinfonía nº 40: La precedente es quizás la más famosa de todas. Cuando la escuchéis veréis que alguna vez la habéis tarareado, incluso si nunca habéis escuchado música clásica. Fue escrita en 1790, un año antes de su muerte. La mayor parte está escrita en Sol Mayor (la tonalidad mayor es propia de música más o menos alegre). Los instrumentos musicales utilizados en esta partitura son: Flautas, Oboes, Clarinetes, Fagots, Trompas y Cuerdas. Consta de cuatro movimientos.











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